Escuchas la voz seca de la mujer mientras te muestra su más exagerada y sádica sonrisa.
- Supongo que te estarás preguntando por qué uso un cuchillo tan largo y tan delgado, sin punta y aparentemente no muy afilado...
- Er... ¡No, realmente no! -mientes mientras notas un sudor frío correr desde tu frente.
- No importa, te lo mostraré-. La mujer lanza una desgarradora carcajada mientras agarra con furia tu brazo y se dispone al laborioso trabajo de cortarlo en tiras como si de un jamón se tratase. Mientras, puedes notar los expectantes ojos abiertos como platos de tus asustados compañeros científicos, escondidos bajo la mesa del laboratorio.
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